3 de febrero de 2011

Un buen novelista

La primera vez que supe de Mauricio Orellana fue en 2000 --creo--, cuando ganó el primer lugar de los juegos florales de San Salvador, en el género de novela, y a mí me tocó ser uno de los jueces que le dieron el premio. Fue por una novela que se llamaba La marea. Me pasé un par de semanas especulando quién de los escritores --o escritoras-- salvadoreños --o salvadoreñas-- conocidos --o etcétera-- la habría escrito, y no me daban las cuentas. Tenía una voz bastante particular y propia, lo que descartaba a un principiante puro y duro, o a uno de los novelistas de a dos por el dólar que se autopublican regularmente. Abrimos la plica y, francamente, ni idea (aunque ya le habían dado un indigno tercer lugar en el mismo certamen).
Yo trabajaba en El diario de hoy y tenía el pretexto para llamarlo para hacer una nota sobre el premio y, de paso, averiguar quién era. Y lo llamé, y me enteré de no mucho más de lo que ya sabía. (La nota se publicó, desde luego en la sección de espectáculos.) Algo me llamó la atención: me dijo que era ingeniero --creo--, que había ahorrado y se estaba dedicando exclusivamente a escribir. No sé si fue esa vez o después, pero le pedí que me mostrara más de su trabajo, y me envió una o dos novelas. De que se la estaba tomando en serio, se la estaba tomando en serio.
Y me fui a visitar a Miguel Huezo Mixco, quien por entonces era director de la DPI, y le dije: "Hay uno nuevo". Le mostré todo mi entusiasmo y le dejé el manuscrito de La marea --creo-- y el teléfono de Mauricio. Mi recomendación para una posible publicación fue Tantra o el pecado al revés, que para entonces ya conocía, una novela extraña y, a su modo, divertida. Me dijo que ya vería, etcétera. Meses me dijo que la DPI publicaría Te recuerdo que moriremos algún día, y en efecto se publicó. Según lo que me había dicho Mauricio, era su primera novela, y se nota. Está técnicamente bien lograda, pero le falta la fluidez de otras que ya tenía en las manos, y que hubieran sido un mucho mejor debut.
Conocí personalmente a Mauricio un par de años después, e incluso dio un taller de cuento en Santa Ana para La Casa del Escritor. En ese tiempo había seguido con su implacable producción, y quizá un poco después escribió otra novela que me pareció bastante buena, y me enteré que se había metido al rollo histórico y se había salido y qué sé yo. Nos encontramos varias veces aquí y allá e intercambiamos algunos correos electrónicos, y siempre me preguntaba qué rayos hacía con todo ese buen material que ha acumulado durante tanto tiempo.
Viendo hacia atrás, supongo que tener paciencia, aunque supongo que a ratos lo habrá mordido la desesperación (a quién no le sucede). Ahora ha empezado a soltar su trabajo, con una publicación en Costa Rica, y al ganar el premio "Mario Monteforte Toledo", en Guatemala (habrá algo más que no recuerde), y ojalá que siga la racha y que las novelas no sólo se publiquen, sino que también se conozcan en El Salvador, porque en serio que, hasta donde puedo decir, están muy buenas. En un país donde la buena narrativa debe buscarse con lupa grande, es algo que se agradece. (Está siempre el problema de que deba publicar en otras partes, pero ¿cómo resolverlo?)
En fin, contento por Mauricio, y por los que (más o menos) hemos seguido su trabajo.

4 comentarios:

Thierry dijo...

El libro de papel se está volviendo cada día más absurdo. ¿Cómo hago para leer los libros de Mauricio Orellana? Antes era igual, sólo podía leer los libros publicados localmente. Pero por lo menos no me enteraba de lo que se publicaba lejos. Ahora sé que existen estos libros que quisiera leer, y no puedo hacerlo. Es urgente - también para los escritores, que así ganarían miles de lectores en el mundo entero- que se desarrolle la comercialización del libro electrónico. La batalla no es entre libro de papel y libro electrónico, la batalla es entre libro de papel y nada...

Ricardo Hernández Pereira dijo...

Un buen novelista, pero la noticia no se dio a conocer en nunguno de los principales rotativos de este país.
:$
Qué cosas.

Anónimo dijo...

y si criticamos la autopublicacion como demonios vamos a saber que hay novelistas, lo mismo paso el año pasado con aquellos cipotes poetas que publicaron la antologia
no todos son hijos de embajadores ni personal del servicio diplomatico ni calientasillas de la unesco para que las grandes editoriales les abran las puertas
que se autopubliquen no es el problema, porque entre la paja saldran granos buenos

Bien por Mauricio, porque durante muchos años le estuvieron echando zancadilla, y nada menos que unas firmitas muy conocidas

Liou Duvinini dijo...

Interesante...